Rutas de la sabiduría comunitaria y concejil.

Caminos del buen gobierno y de la buena vecindad

La vecera

El cuidado de la vecera en Taja

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Hay trabajos comunales que son símbolos excepcionales del “buen gobierno” de los pueblos y del sentido de sus tradiciones. Uno de ellos es el cuidado de la vecera.

Como en muchos pueblos ganaderos en Taja existía un rebaño comunal conformado por las ovejas de todos los vecinos. El cuidado de estos animales era responsabilidad de la comunidad y estaba regulado por la tradición: Todas las mañanas cada vecino sacaba sus ovejas de la cuadra y las subía a este lugar, al que conocen como El Turrichón. Cada día una persona diferente recogía aquí al rebaño y se encargaba de subirlo al puerto. Al repartirse el trabajo de esta manera cada vecino subía una vez al mes o cada mes y medio.

A la vuelta del puerto cada oveja volvía sola a su cuadra donde esperaba a que su dueño le abriera la puerta. Únicamente había que recoger en el Turrichón a los corderos más pequeños, que todavía no sabían a dónde ir. Sus dueños subían a “xebrarlos”, a separarlos de los de los demás vecinos.

El oficio del pastoreo, como todos los saberes populares, se aprendían desde la infancia: acompañando a la familia  y demás vecinos. En el cuidado de la vecera, por ejemplo, ponían atención al cómo proteger al rebaño del lobo, cómo reconocer los montes comunales y propios… Cuenta Ferino Álvarez que «cuando la sombra acariciaba la sierra de Penallaza» sabían que era la hora de volver a casa.

Reproducir video acerca de El cuidado de la vecera. Taja, Asturias.

La vecera y sus caminos en Bandujo

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En Bandujo los vecinos tienen muy presente los recuerdos de la vecera. Benita Álvarez vivió aquellos tiempos y nos lo cuenta con Daniel Tuñon. 

Periódicamente la vecindad se turnaba para asumir los cuidados de las ovejas llevándolas a los terrenos comunales. Dependiendo de la temporada, una o dos personas realizaban los turnos. Si iban dos personas, generalmente eran  de casas adyacentes. 

Por la mañana se subía el ganado al puerto. Las personas responsables de la vecera iban acompañadas por perros que ayudaban en el pastoreo. Solían llevar consigo un saco por si alguna oveja paría y a la vuelta era necesario transportar los corderos en él. Por la tarde, pastoreaban a las ovejas de regreso al pueblo y al llegar a la Reguera cada animal iba para su cuadra. Los corderos eran separados del rebaño en un proceso conocido como “xebrar».

Utilizaban el conocido como Camín de la Vecera, una vía exclusiva para este propósito, con ciertos atajos para llegar a lo alto del puerto. Estos senderos eran más estrechos y específicos para el tránsito hacia la zona de pastoreo. Benita Álvarez cuenta que había dos vías diferentes.

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Visita los caminos de cada pueblo:

Abres

(Vegadeo)

Somao

(Pravia)

Taja

(Teverga)

Lledías

(Llanes)

Parres

(Llanes)

Páramo

(Teverga)

Bandujo

(Proaza)

Lastres

(Colunga)

Poreñu

(Villaviciosa)

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